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ESA desarrolla un propulsor eléctrico impulsado por gas

– Noticias del 6 de marzo de 2018 –

ESA anunció ayer en su sitio web que ha probado un nuevo tipo de concepto de propulsores muy interesante. Los satélites colocados en órbitas muy bajas, a unos 200 km sobre el nivel del mar, tienen que hacer frente a la fricción residual de la atmósfera de la Tierra. Estas fricciones son pequeñas, es decir, algunas moléculas aquí y algunas moléculas allí. Pero esta fricción es suficiente para frenar y finalmente desorbitar un satélite que no tiene medios de propulsión. Las misiones desplegadas en estas órbitas dependen por completo de su capacidad de reorientarse una vez que se ha agotado su combustible. En general, necesitan poco tiempo antes de regresar a la atmósfera.

Pero estas pocas moléculas residuales de la atmósfera podrían convertirse en aliados. Este es el camino que ESA parece explorar con su nuevo concepto de propulsores eléctricos impulsados ​​directamente por estas moléculas. La ecuación es bastante simple. Un propulsor eléctrico necesita electricidad y gas acelerado para funcionar. La electricidad puede ser proporcionada por paneles solares, por lo que es la cantidad de gas incrustado en el satélite lo que determina su vida útil. Al extraer directamente este gas de los residuos de la atmósfera en las órbitas más bajas, es posible crear un satélite con una vida teóricamente ilimitada. Por supuesto, este concepto se puede extender a otros planetas. Por ejemplo, el dióxido de carbono de Marte podría ser explotado.

Para llevar a cabo una prueba de este concepto, la Agencia Espacial Europea ha reproducido en el laboratorio las condiciones de una órbita de 200 km de altitud. La principal novedad de este motor eléctrico es su sistema de recolección completamente pasivo, que fue diseñado en Polonia. La prueba se realizó en dos partes. El propelente y su colector se probaron primero con xenón, un gas muy comúnmente utilizado para la propulsión eléctrica. Luego, el experimento se renovó con una mezcla de nitrógeno y oxígeno. Parece que funciona, con la única diferencia de que el arrastre de gas es de color púrpura, mientras que con el xenón, el arrastre de gas es azul. Esta primera experiencia podría ser el comienzo de una nueva generación de satélites ultradurables.

Pero el empuje obtenido bajo las condiciones del experimento no fue comunicado por ESA, por lo que no sabemos si es suficiente para contrarrestar el arrastre atmosférico que se puede encontrar en una órbita muy baja. Este sistema, en cualquier caso, reduciría los costos, aumentaría la resolución de los instrumentos ópticos o la radio, y eliminaría los satélites muy fácilmente una vez que su misión haya terminado.

Imagen de la NASA

Fuentes

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