¿Qué pasaría si tuviéramos que enfrentarnos a un incidente relacionado con un RTG?
– Noticias del 7 de octubre de 2018 –
El uso del Generador Termoeléctrico de Radioisótopos (RTG) en el espacio todavía tiene un futuro brillante. En 2013, los Estados Unidos de América reanudaron la producción de plutonio-238 para uso espacial, por primera vez desde fines de los años ochenta. La agencia espacial de los EE. UU. Tiene un stock limitado del precioso isótopo, alrededor de 35 kg. Una gran parte de este stock ya estaría demasiado degradado para integrarse en nuevas misiones. El plutonio-238 se utilizará en el RTG de MARS 2020, y probablemente en misiones a Júpiter y Saturno. Pero, ¿qué pasaría si el lanzamiento de la misión MARS 2020 falla?
El plutonio-238 es un isótopo bastante especial porque se degrada muy rápidamente y, por lo tanto, es mucho más activo que el plutonio-239 utilizado en las armas nucleares. Genera principalmente radioactividad alfa, lo que lo hace relativamente inofensivo fuera del cuerpo humano, pero es extremadamente peligroso si se ingiere. Por lo tanto, debe garantizarse que el plutonio-238 nunca se vaporice, de modo que no pueda ser inhalado o tragado fácilmente por los seres vivos. Pero precisamente, una explosión de cohete vaporiza todo lo que está cerca.
Desafortunadamente, esto sucedió en varios incidentes relacionados con RTG. En 1964, un satélite estadounidense no logró alcanzar la órbita de la Tierra, extendiendo el plutonio sobre Madagascar. Desde este incidente, la NASA ha estado haciendo todo lo posible para que su RTG sea resistente a la reentrada atmosférica. El plutonio-238 se almacena en forma de cerámica, lo que lo hace resistente al calor y hace que sea más difícil dividirlo. Está rodeado por una capa de bloques de iridio y grafito, y una envoltura que actúa como escudo durante la reentrada atmosférica. En caso de desastre, el plutonio debe volver a caer en un solo bloque, sin dispersarse en la atmósfera y el medio ambiente. A primera vista, funciona. Tras el fracaso del Apollo 13, el módulo lunar y su RTG hicieron una reentrada atmosférica destructiva. Las mediciones posteriores al incidente no mostraron evidencia de contaminación con plutonio 238, lo que significa que el sobre protector funcionó bien.
Hoy en día, los riesgos de que el plutonio se propague en la atmósfera son mínimos, incluso después del fracaso del lanzamiento de un cohete. Pero si eso sucede, sería necesario monitorear la zona de dispersión de la nube. Los cohetes generalmente se lanzan sobre el océano, por lo que sería muy desafortunado que un área habitada se vea afectada. Si esto sucede, probablemente será necesario evacuar a las personas mientras limpian el área. Es poco probable que las dosis de plutonio dispersado maten a alguien rápidamente, pero el riesgo de cáncer de hueso e hígado puede aumentar. Esperemos que la misión MARS 2020 no enfrente este tipo de problema.
Imagen de la NASA [Public Domain], a través de Wikimedia Commons
Fuentes